Lo invisible a nuestros ojos también existe. Resulta difícil imaginar un mundo compuesto por partículas que no suponen más que unas pocas mil millonésimas partes de un metro, partículas que nos rodean día a día, pero que pasan desapercibidas ante la mirada. En esa reducida dimensión, en una escala mínima o "nanoscópica", trabajan numerosos científicos que intentan descifrar y modificar las propiedades de los materiales. En nuestro entorno cotidiano, estas investigaciones no suelen apreciarse o valorarse lo suficiente. Sin embargo, dichos estudios tienen una notable repercusión para los ciudadanos, ya que permiten el progreso de múltiples elementos que están a nuestro alcance. No en vano, el análisis de los nanomateriales se aplica al almacenamiento, la producción y la conversión de las energías sostenibles; se utiliza para mejorar las prestaciones de las cabezas lectoras de los ordenadores; sirve para desarrollar sensores biológicos y materiales fotónicos; o bien, ayuda a incrementar la resistencia de la cerámica sometida a altas temperaturas.
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Los nuevos biofertilizantes, desarrollados en el IBVF, están formulados a base de estirpes de cianobacterias autóctonas de la región del Bajo Guadalquivir.
El premio lo concede la Universidad de Sevilla anualmente a las tesis defendidas en el curso académico anterior.
Este premio se une al NANOMATMOL que le fue concedido también por su tesis doctoral.
El acto se celebró el pasado 26 de septiembre y contó con la presencia del Delegado del Gobierno en Andalucía D: Jesús Lucrecio Fernández